Carlos AlcortaSol de resurrección
Calambur
96 pàgines
10 euros
PANORAMA
Con la mente desnuda,
vacía del pensar y el cuerpo en vilo,
bajo una luz paralizada aún
por la grave palpitación nocturna
que parece en el tiempo suspendida
en un cenit eterno, sin desplome,
te detienes a contemplar las aguas
de ese mar que en su lasitud
parece una laguna.
Disfruta de esta paz la paz que goza
de sí misma en la simple imagen retenida.
Qué distinta entonces la algarabía
del recreo, del retozo de los pájaros
de esta labor de un dios adormilado,
de esa morosa mancha itinerante
que el sol de sí convierte en un espejo.
En el cielo vaga desorientada
la media luna blanca de los sueños
y en la llanura cobra vida el verde
empobrecido de los pastos secos.
Algo que no consigues descifrar te aconseja
sentirte bien contigo mismo. Fuiste
centro del universo en un segundo,
porque todo giró fugaz en torno
a ti, sin culpa ni traición, y el alma
encontró en esa ofrenda su equilibrio.
Acepta de buen grado,
sin preguntar siquiera
de dónde vienen,
sus dones mientras pierde la materia
su condición y las vencidas olas
renacen y regresa el mundo a salvo
de esa parte del ser que es sólo sueño.
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